Desde que participo activamente en política, he oído con frecuencia críticas dirigidas a los asuntos internos de los partidos. Esto me lleva a pensar cómo sería la vida de una persona afiliada de EQUO, como es mi caso, que no tuviera que ocuparse de estos temas.
Estaría en estrecho contacto con mis compañeras cercanas, dado que formo parte de un partido federal, en el que las decisiones de calado no la toma un/a secretario/a general investido de poder supremo, sino las personas que representan el las posturas de los órganos territoriales y redes transversales. Sus decisiones estaría respaldadas por la legitimidad que otorga el debate democrático y transparente, plasmadas además en actas a libre disposición de otras personas del partido.

Podría dedicarme a apoyar las múltiples causas que defiende un partido verde: lucha contra la pobreza energética, transformación del modelo de vida, producción y consumo, garantizar que todas tengamos las necesidades básicas cubiertas, reclamar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, denunciar los efectos perversos de nuestros sistema social (desigualdad, contaminación, precariedad, etc.).
No tendría que estar pendiente de que surjan personas que caigan en la tentación de secuestrar las estructuras del partido – en gran parte debido a la pasividad de muchas otras que no les exigen cuentas y no ejercitan sus derechos – para el logro de sus intereses personales.
No tendría que dedicar mi tiempo – el que le quito a mi familia y al tiempo de ocio – a reclamar que nuestros actos se correspondan con los principios que defendemos: equidad, paridad, horizontalidad, democracia radical, etc.
No tendría que estar buscando espacios donde poder expresar libremente mis opiniones como afiliado, más allá del ámbito local, a falta de foros abiertos donde llevar a cambio ese intercambio en un tono amable y educado. Ni lamentar que los que existieron en un principio – equomunidad – hayan caído en un olvido lamentable, fruto del abandono por parte de quienes deberían haberlo mantenido vivo.
No tiene sentido disociar los asuntos internos de los externos en las organizaciones políticas Clic para tuitearEn definitiva, no tiene sentido disociar los asuntos internos de los externos referidos a la participación en organizaciones políticas, porque la forma que tomen las estructuras de los partidos es también política. Lo otro es activismo a secas y para eso ya hay otros actores.

Sindo Rubín es miembro de la mesa de coordinación de EQUo asturias y ha escrito ya otros artículos en este blog.
Hola, Sindo.
Coincido con lo que expones, como creo que coincidirán la mayoría de las personas que a diario sacamos tiempo y ganas de donde muchas veces ya no quedan para seguir apostando por la ecología política y por EQUO.
Creo que nadie que se afilie a un partido verde, como es EQUO, lo hace por el simple hecho de estar, sino que lo hace porque realmente quiere participar y formar parte del cambio en la sociedad en el que creemos de verdad.
Por ello creo que es muy importante participar activamente en los asuntos internos del partido porque precisamente de ellos deriva su funcionamiento y el que sea capaz de reflejar dentro lo que su ideario propone para fuera. No debemos aspirar a no tener que participar en los asuntos internos, al contrario tenemos que aspirar a que los asuntos internos sean nuestros asuntos tanto como los externos y que no interfieran los unos en los otros.