Lo que plantea el Movimiento de Vida Independiente con el término Diversidad funcional es que no existe la normalidad, todas las personas somos únicas. Pensar que hay un modelo humano es no reconocernos como tales, es negarnos a nosotras mismas y a las peculiaridades que nos enriquecen como sociedad. Es entonces, cuando descubres, que lo defectuoso es el sistema, que no ha tenido en cuenta nuestras características biológicas.

La violencia con la que actúa el sistema sobre las mujeres con diversidad funcional es de tal magnitud y está tan aceptada que no es percibida como tal, en la mayoría de los casos, ni por la propia mujer ni por el resto de mujeres. A nadie le escandaliza que haya niñas fuera del sistema educativo ordinario o que sean expulsadas de este, ni que hayan sido evaluadas y clasificadas antes de ser escolarizadas. O cómo se acepta que una chica sea esterilizada o le practiquen un aborto sin información ni consentimiento, si el motivo es su discapacidad. Esa discapacidad, en gran parte provocada por el hecho de habérsele negado antes la educación, no sólo la académica o curricular, también la que provoca su desarrollo personal como es el conocimiento de su propio cuerpo. Se le ha negado “el ser mujer”. Convertida en un “ángel sin sexo” junto al hecho de que todo el mundo decide por ellas desde que nacen, las convierte en un objeto del que cualquiera dispone a su antojo.
Todo el mundo decide por ellas desde que nacen Clic para tuitearLa lucha de las mujeres con funcionamiento normativo no ha sido fácil, le han tenido que demostrar al hombre sus capacidades para ser aceptadas, en la academia, en lo político y en el empleo, al igual que los demás colectivos, han tenido que resultar útiles para mantener el sistema, y asumiendo ciertas actitudes para mantener esa situación de poder conseguida, no sin esfuerzo. Pero se nos olvida que el sistema ha sido concebido por y para favorecer al hombre, y este, se ha asegurado la preponderancia masculina en todos los ámbitos, dejando principalmente para las mujeres los trabajos de cuidados y de la gestión de la vida, que al ser alienantes y no remunerados se han visto infravalorados, en ocasiones, por las mismas mujeres.

No se puede negar que éste mismo sistema ha dispuesto apoyos para que la mujer pueda dedicar parte de su tiempo a la producción, haciendo que los cuidados pasen a manos de instituciones (guarderías, más horas de escolarización, residencias, …) pero no ha creado el cambio necesario para una conciliación familiar real e integral. Ni los ha valorado como trabajo, sólo los ha convertido en empleo precario, en la mayoría de los casos. Al mismo tiempo, convierte a las personas que reciben los cuidados y apoyos en una carga o en un nicho de mercado, pero en ningún momento les otorga ciudadanía plena, ni contempla en la gestión económica un sistema equitativo de pensiones o rentas en el que se vea reflejada la gestión de la vida y los cuidados de las personas, creando situaciones de dependencia y vulnerabilidad para quien los recibe y para quien los da.
El sistema convierte a las personas que necesitan cuidados en un nicho de mercado Clic para tuitearHemos sometido nuestras vidas y todo lo que conlleva de humanidad al sistema productivo – económico. Se ha construido todo un engranaje de sistemas al servicio de lo que se llama “crecimiento económico”, que ha creado mundos paralelos, que es ya insostenible y se desbarata poco a poco, pero no sin violencia. Nos encontramos ante un poder económico que se vuelve más depredador y que no quiere perder privilegios. Asistimos cada día a una mayor tasa de pobreza, marginalidad, delincuencia y crímenes de odio, y son las mujeres, todas, sin dejar a ninguna atrás las que más sufren esa violencia multiple y sistémica.
Sólo cabe un camino para salir de esta situación y es replantearnos el cambio social desde las relaciones de interdependencia e igualdad. Hay que romper con unos sistemas médicos, de cuidados, educativos, jurídicos, políticos y sociales que se han mostrado y se siguen mostrando “inhumanos” en el más amplio sentido de la palabra.
El ecofeminimismo debe promover la unión de colectivos que sufren discriminación Clic para tuitear
El ecofeminismo debe promover la unión de colectivos que sufren discriminación, en todos hay mujeres cuyas voces deben ser escuchadas, y hay que hacerlo en situación de una equidad que sólo la ecología política promueve.

La autora Estela Martín es concejala de Alharuín de la Torre en Málaga y ya ha escrito en otra ocasión en nuestro blog sobre un tema no relacionado con la diversidad funcional pero sí con el ecofeminismo. Sobre diversidad funcional hemos publicado un artículo del profesor Nacho Calderón Almendros que también tiene fotos de Paula Verde. Unas fotos preciosas que agradecemos profundamente que nos haya regalado. A continuación ponemos los enlaces a estos artículos.
Siempre tan acertada, tan sutil…
Gracias. Procuro analizar para cambiar las cosas, no tengo otra intención.
Un beso compi.
Verdades como catedrales, con la belleza que le caracteriza.
Gracias compañero.