¿hacemos un partido?

Continuamos con la serie de un historia subjetiva de los Verdes de Jorge Martín Neira. Estaba previsto hacer una serie de 3 artículos, pero al final serán 4, porque hoy Jorge hace un paréntesis para hablar de Tenerife y de unas dudas que siguen siendo actualidad.

Lanzarote, autor JMFP

Tengo que reconocer que cuando se ha publicado la primera parte de esta historia subjetiva, la tercera estaba aún sin escribir. Las reacciones a los dos primeros capítulos y algunos debates que se han producido en otros entornos, sobre todo los que han tenido lugar en el Club de Lectura Petra Kelly, en torno a un recién publicado libro biográfico sobre Petra, me obligan a retomar la historia no desde 1987, donde me había quedado, sino volviendo a un punto anterior (1983), con el Manifiesto de Tenerife.

La razón es intentar indagar un poco en la polémica de fondo que se suscitó sobre la necesidad o no de que existiera un partido verde y que tiene mucho que ver con debates que están muy vivos ahora mismo, tras las ilusiones que creó la aparición de EQUO y una cierta deriva posterior de este partido ecologista, heredero en gran medida de aquellos verdes, a la vez que un mar de fondo interno sobre el sentido de su propia existencia, el para qué o el cómo debe ser ese partido alternativo, ecologista, ecopacifista, ecofeminista…

Si bien el procedimiento (generar un proceso para la creación de un partido verde a partir de un Manifiesto en un festival de cine ecológico con el aval de Petra Kelly) puede ser criticado como artificial, y así lo he hecho yo mismo en la primera parte de la serie, habrá que admitir que en algún punto se tenía que empezar, y creo que se podrían ofender Los Ecologistas del Valle de Sevilla y otros varios grupos ecologistas que participaron durante 1983 y 1984 en las tres asambleas encuentro, donde se trató el tema y desde las que se convocó la Conferencia de Málaga, que tendría lugar poco antes del verano de 1984. Ese proceso fue indudablemente participativo, abierto, y eran grupos ecologistas de base los que entraron al trapo del debate y del proceso, junto a personas a título individual que estaban motivadas y siguiendo las noticias y los artículos que llegaban de los verdes alemanes. Una parte considerable de los grupos ecologistas existentes, no obstante, volvieron la espalda a ese proceso y ni siquiera lo consideraron. Como también he dicho, eran grupos pequeños, de tendencia anarquizante, y consideraban que la lucha ecologista debía de ir por otros derroteros.

En los 80 ya hubo grupos ecologistas que no consideraron la posibilidad de formar un partido Clic para tuitear

A la vuelta de Málaga, como ya he contado, y en plena campaña del referéndum de la OTAN, cuaja en Madrid la Asamblea de Los Verdes, que se confronta con la Federación de Los Verdes, vinculada orgánicamente a otras federaciones que sí aceptan la legalización del partido efectuada en Tenerife en el otoño de 1984 por Paco Barreda, por teórico mandato de la Conferencia de Málaga y acuerdo de la primera Mesa Confederal Provisional que se celebró a continuación. Véamos un poco las cosas que se dicen en el seno de la asamblea.

Se pensaba que el nombre de los Verdes sería una varita mágica para conseguir votos Clic para tuitear

Una de las cosas que se dicen en la asamblea es que no había un mandato expreso de Málaga de legalizar un partido y en todo caso que no se había acordado cómo o quiénes debían hacerlo. Desde el otro lado se dice que no es así, y se señala la urgencia que existía, ante el riesgo de llegar al registro de partidos y encontrarse con que ya estuviera inscrito por algún oportunista. Y precisamente, se acusa de oportunistas a los que lo han legalizado, sin contar que a primera vista resulta extravagante que se haya hecho en Tenerife, y no se acaba de entender. Esto es en cierta medida anecdótico, aunque suscita una problemática que luego encontraremos repetida hasta la saciedad en la posterior creación de siglas verdes y el chantaje realizado con ello, forzando ficticios procesos de unidad y cosas por el estilo. También da una idea de la expectativa que se ponía en el mero nombre «los verdes» que se pensaba que era la varita mágica que iba a atraer al electorado(*). Pero no vamos a seguir por este camino, sino por la cuestión, más de fondo, sobre si Los Verdes deben o no ser un partido.

Lanzarote, autor JMFP

Así, mientras en la Federación de LV sí que la gente tenía claro que Los Verdes deben ser un partido, o en muchos sectores del movimiento ecologista ni siquiera se planteaba que debieran existir, en la Asamblea de LV sí que se piensa que deben existir, sí que se acepta la posibilidad de presentarse a las elecciones, pero hay a la vez serias dudas de que la organización, movimiento, o lo que sea, deba adoptar la forma y la estructura de un partido. Este debate será superado por los acontecimientos, al convocarse las elecciones generales de 1986 donde ambos sectores se presentan por separado, con la ventaja para la Federación de que sí va a disponer de un partido para hacerlo, mientras que la Asamblea no tiene más remedio que acogerse a la legalidad del partido catalán Alternativa Verda de Catalunya, corriendo el grave riesgo de tener que presentarse en Madrid con un nombre catalán, lo que está en un tris de suceder.

No obstante ese debate queda ahí, muy vigente, y conviene verlo a la luz de la trayectoria posterior de los verdes alemanes y su progresiva pérdida de radicalidad e integración en el sistema, llegando a apoyar la intervención bélica en la antigua Yugoslavia en los noventa, algo que nos habría parecido impensable en aquel entonces en que Los Verdes se definían expresa y prioritariamente como ecopacifistas. También la traición o el abandono de muchas de sus concepciones iniciales sobre cómo debían ser Los Verdes. Y también, finalmente, la evolución, derechización en algunos casos, y/o realidad actual de otros partidos ecologistas que se han creado, y entre ellos EQUO.

Los verdes alemanes acabaron traicionando los principios de Los Verdes Clic para tuitear

Lo que pasó después es que varias personas nos pasamos a Los Verdes mientras que Los Verdes Alternativos (nombre adoptado por la Asamblea tras el Primer Congreso de Los Verdes en Cardedeu (Barcelona) siguieron un proceso en el que terminaron por aceptar la forma partido, aunque entonces se traslada la cuestión de la división a si el partido debe ser federal o confederal, un partido estatal de federaciones o una confederación de partidos. Este planteamiento permite a Los Verdes Alternativos encontrar aliados en Cataluña y Galicia y el intento de desarrollar Los Verdes como Confederación de Los Verdes, prolongando así una división que no será superada hasta los primeros años de la década de 1990.

Lanzarote, autor JMFP

La primera presentación electoral de Los Verdes con el lema «Pon verde el parlamento» resulta indicativa de que no va a ser tan fácil cuajar la nueva tendencia política. No basta, desde luego, con el apellido verde para definir un espacio político. Esto ha habido tiempo de comprobarlo desde entonces hasta la saciedad, que el ecologismo despierta simpatías que luego no se traducen necesariamente en votos; así, Los Verdes serán eternamente derrotados por el voto útil. También es la manera de constatar que el sistema está diseñado para un bipartidismo imperfecto, con apenas un espacio testimonial para Izquierda Unida y con los oportunos apoyos de ciertos partidos de las respectivas burguesías catalana y vasca. No se modificará este esquema hasta el 15 de Mayo de 2011 en que se destapa la crisis del bipartidismo institucionalizado y que luego ya se concreta en las elecciones europeas de 2014, que ya es tiempo. Y, efectivamente, ya había llamado la atención que en las primeras convocatorias electorales de la transición (1977, 1979), partidos a la izquierda del PC (PSP, PT-ORT, etc.) con fuerte presencia en la calle, no hubieran conseguido ni siquiera entrar en el parlamento. El sistema está cerrado a los partidos pequeños y no tan pequeños, y no digamos a lo que se pretende un partido de nuevo cuño, como serían Los Verdes. La ley D’Hont y otras características del sistema electoral condicionan el posible pluralismo. Es más, si Los Verdes en Alemania surgen como una idea de necesaria renovación de la política y por la decepción con los políticos profesionales y los partidos establecidos, en la España de los 80, la experiencia democrática es tan escasa y reciente, que estos aún tienen alguna credibilidad, por lo que habrá de pasar un tiempo hasta que se muestre en toda su evidencia la necesidad de hacer surgir algo nuevo, y ese quitarse la venda de los ojos de mucha gente que se refleja en algunos lemas del 15 M, como «lo llaman democracia y no lo es», «PP y PSOE la misma mierda es», etcétera

Los Verdes, en España, han sido eternamente derrotados por el voto útil Clic para tuitear

No obstante, como dije en el capítulo anterior, hay una cierta creencia de que Los Verdes, por el mero hecho de existir, ya van a conseguir hacerse con un espacio. Esa primera presentación electoral nos hace aterrizar en la dura realidad y comprender que el camino, más bien por el contrario, va a estar plagado de obstáculos.

CONTINUARÁ

(*) He preferido no mencionar nombres concretos de las personas que intervienen en todos estos procesos, ni siquiera la relación de los firmantes del Manifiesto de Tenerife. Están publicados por otras fuentes y hay todavía, posiblemente, un poco más que hurgar. Y ya que no pretendo revivir viejas disputas. Sólo mencionaré la nota curiosa de la figura entre bambalinas de José Antonio Errejón, padre del actual dirigente de Podemos, Iñigo, que si le apetece y tiene interés, alguna vez podrá contar su propia historia subjetiva. Tampoco sé muy bien el interés que tiene.

Jorge Martín Neira

Jorge es un multiactivista, madrileño de 62 años. Comenzó su andadura política en el PCE en los años finales del franquismo y actualmente está en EQUO y en la Marea Básica contra el paro y la precariedad, después de haber militado en muchas organizaciones políticas y sociales a lo largo de su vida.

 

 

Aquí enlazamos los artículos anteriores:

Los Verdes en los 80 y 90

Historia subjetiva de Los Verdes

One thought on “¿hacemos un partido?


  1. A los verdes, por Verdes, se les comerán los Asnos que Gobiernan y votan las devotas compungidas, sometidas al clero y sus maridos meapilas.

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