Los Verdes en los 80 y 90

Publicamos aquí la continuación del artículo Historia subjetiva de los Verdes de Jorge Neira, es esta la segunda parte de una trilogía que cuenta desde una óptica completamente personal la historia dle movimiento verde en el estado español.

El autor vendiendo la revista Robinson en Madrid

Mi posición personal es que me apunto al proceso de los verdes. Mis razones, la gran decepción con el movimiento comunista, en el que había participado durante la transición y anteriormente…, y considerar que después de que se había vendido por un plato de lentejas, carecía por completo de futuro. Los resultados electorales de 1982 fueron precisamente una debacle para el PC, que vivió incluso la dimisión de Carrillo. Hacía mucho, además, que la propuesta de sociedad de los comunistas, fracasada en la Unión Soviética, había dejado de interesarme, y la verdad es que podía haberme quedado en casa, haberme matado a picos de heroína, haber formado una familia al uso con un trabajo serio y un sueldo decente, pero habría sido seguir como un muerto viviente. Ya se hablaba, y mucho, de desencanto. Esto es una cosa muy personal pero hay un gusanillo que me roe las entrañas, tal vez genético, que hace de mí un activista poco menos que visceral. Me resulta imposible vivir la política como mero observador y por más rodeos que dé, por más que alejarme quiera, siempre acabo regresando. Por otra parte, una vez conocidos los planteamientos de los verdes, quedé seducido.

Me resulta imposible vivir la política como un espectador Clic para tuitear

No obstante, durante ese tiempo existían también movimientos (como los hay ahora) al margen de la participación en elecciones. Había, en Europa (y en España a su manera), lo que fue llamado el movimiento alternativo, un movimiento también de raíces libertarias cuyas balizas se llamaban punk, squatter, radios libres, prensa alternativa…, y una ebullición que pugnaba por salir a la luz de entre las tinieblas, con un mundo nuevo en sus corazones y lógicamente opuesto al electoralismo verde pese a sus muchas concomitancias. También ese movimiento alternativo me seducía, en el corazón de la movida, en el Madrid de Joaquín Sabina, Tierno Galván, y la jeringuilla en el lavabo de la canción. Mientras se hablaba de postmodernismo y desencanto al mismo tiempo se palpaba un mundo nuevo que pugnaba por abrirse paso, o simplemente existir. Así que aquí tenemos el panorama, la construcción de los verdes, el referéndum de la OTAN y la Feria Alternativa, los pueblos abandonados, Matallana… Matallana es un pueblo de Guadalajara donde intenté la aventura de la vuelta al campo, rehabitando un pueblo deshabitado.

Manifestación de Los Verdes cedida por Jorge M. Neira

En el 84 y el 85, los recién nacidos verdes (y ya divididos: por un lado Los Verdes, por el otro Los Verdes Alternativos) participamos en el movimiento anti-OTAN. Que es algo así como el último estertor, el canto del cisne, del gran movimiento transformador, contestatario de la recientemente fenecida transición. La vuelta de la transición hay que considerarla como una gran resaca para los movimientos políticos que habían luchado contra el franquismo. Se había visto venir que todo nos lo jugábamos a que hubiera ruptura democrática, y no la hubo; se fue viendo pasar el tiempo y cómo se consolidaba el continuismo (aunque por entonces, durante el primer gobierno del PSOE, no se le podía aplicar la palabra bipartidismo.) No había sitio en el sistema recién institucionalizado para veleidades revolucionarias (ni siquiera para partidos nuevos); y sólo dos opciones: o integrarse definitivamente en el sistema o entregarse a la desolación y el «no hay futuro» de cierto movimiento punk. No es de extrañar que la jeringuilla, posiblemente introducida en toda Europa desde altas instancias, hiciera estragos entre una juventud sin ninguna expectativa.

El movimiento antiOTAN fue el canto del cisne del movimiento transformador de la transición Clic para tuitear

Frente a ello, está en España la artificiosidad postmodernista de la movida madrileña, los grupos musicales, Rockola, Alaska y el glamour de luces de neón. Todo se da cita en la Malasaña de los pubs y de los porros. Es en ese instante cuando los últimos resistentes se aprestan a la batalla anti-OTAN donde se juega todo a la última oportunidad de que el país se salga del carril trazado. También el PSOE se juega el todo por el todo con la apuesta del referéndum. Está a punto de perder pero si gana sabe que habrá terminado con cualquier atisbo de contestación ya para los restos. Y lógicamente gana, porque desde el poder se suelen ganar los referéndums.

Encuantro por la renta básica, cedido por Jorge M. Neira

Los Verdes juegan un papel, aunque no protagonista. Como he dicho arriba, el movimiento anti-OTAN está hegemonizado por residuos de la izquierda antifanquista que devino extraparlamentaria…, como la famosa Comisión Anti-OTAN, y AEDENAT es un peón ecologista en ese juego. AEDENAT abandona la Coordinadora Ecologista e impone que todo movimiento ecologista que se precie de serlo pase a sellar por su sede de Campomanes 13 (Madrid). La Coordinadora Ecologista, sin su grupo más fuerte, se autodisuelve. Quedan pequeños grupos atomizados que siguen haciendo las CAME (Coordinadora Asamblearia del Movimiento Ecologista) cada Semana Santa, y mientras  AEDENAT se implanta por todo el territorio, los Verdes no consiguen cuajar como grupo ecologista, criticados por tirios y troyanos por sus afanes electoralistas y acusados de querer rentabilizar las luchas del movimiento social. Aunque lo cierto es que no hay gran cosa que rentabilizar y que el PSOE arrasa una y otra vez en las elecciones mientras el partido comunista inicia una lentísima recomposición a través de la recién creada Izquierda Unida, y es que, además, no hay luchas ecologistas de suficiente envergadura.

Tras el referendum de la OTAN los Verdes no consiguen cuajar una opción política Clic para tuitear

Son todo batallitas, desde luego, porque la sociología del país es que a la derrota del referéndum de la OTAN, con el camino ya definitivamente expedito, le sucede la cultura del pelotazo y la corrupción política, una reconversión industrial de aquí te espero, a la que resulta ya muy difícil resistirse, y la supuesta modernización del país, que no es otra cosa que el asentamiento del rampante neoliberalismo. Muy difícil avanzar por la tierra quemada.

Le dedicaremos pese a todo algunas líneas a la división de Los Verdes. Tiene el trasfondo de una lucha por la marca verde. Hay la idea de que es el mero nombre «Los Verdes» lo que va a permitir arrancar a la nueva fuerza política, lo que mágicamente va a llevar a la gente a votarles por mera simpatía. Y todo porque los verdes alemanes se llamaban así, «Los Verdes». Por lo tanto, hay un grupo en Madrid (con ramales en Andalucía y Catalunya) que no acepta cómo se ha legalizado la marca o en manos de quién está la marca. Los otros responden que «no problem», que habrá un Congreso donde se decidirán los estatutos, que se decidirá democráticamente la representación legal y que la marca quedará en manos de la organización en todo momento. Pero ese grupo de Madrid se agarra entonces a diferencias más sutiles, que si la organización debe ser confederal y no federal, democrática de base, asamblearia…, que si lo importante es crear un movimiento, que la participación en elecciones es secundaria, etc.. Así es como se intenta trasladar de una manera un tanto artificiosa el debate que en ese momento se está produciendo en Alemania entre «fundis» y «realos». En este contexto, Los Verdes Alternativos serían los fundis y Los Verdes (sin apellidos) los realos. Pronto se sumará a la fiesta la secta de La Comunidad de Silo, que poco satisfecha con su brazo armado político, el Partido Humanista, no tendrá reparo en crear Los Verdes Ecologistas poniendo su grano de arena a la confusión reinante.

Continuará

Jorge Martín Neira

Jorge es un multiactivista, madrileño de 62 años. Comenzó su andadura política en el PCE en los años finales del franquismo y actualmente está en EQUO y en la Marea Bábsica contra el paro y la precariedad, después de haber militado en muchas organizaciones políticas y sociales a lo largo de su vida.

 

Enlace a la primera parte de esta trilogía:

Historia subjetiva de Los Verdes

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