Nota previa de la autora.- Esta reflexión sólo pretende ser mi reflexión, mi opinión, mi análisis, personal e intransferible, desde mi óptica, mis condicionantes y mis carencias. Nada más. No pretende sentar cátedra, ni resultar un sesudo estudio de la realidad, que seguro, será diferente según con el cristal con que se mire.
Desde hace unos días ya no soy militante de Equo. Y no serlo me duele.
Desde hace unos días ya no soy militante de Equo. Y no serlo me duele. Clic para tuitear
Cuando este proyecto político comenzó, en un caluroso verano de hace cinco años ya, me sentí ilusionada por la aparición, en un gris escenario preexistente, de un partido que iluminara, con el verde de sus nuevos modos, ese cosmos tan manido, reiterativo y salmodiado que supone el marco político de nuestra sociedad.
A pesar de la ilusión y a pesar de mi, siempre colorido, pelo, debajo de esos alegres tonos que iluminan mi cabello, pinto canas y soy de las que no se lanzan fácilmente a los brazos de una pasión desmedida. Defectos de cada cuál.

Comencé a trabajar para este partido de la mano de unas personas con las que, en aquel momento, compartía otras luchas y otros espacios de reivindicación. En todas nosotras y nosotros bullía la necesidad de acceder a los espacios políticos si queríamos conseguir cambios importantes para una sociedad que no nos gustaba. Tampoco ahora nos gusta.
Fui simpatizante un par de años, ayudé a nivel local, a nivel regional, vi nacer, con notable gozo y júbilo la Red de Mujeres, la Red de Jóvenes, la Rd LGTBI; asistí a la Univerde, a congresos, a encuentros…y me afilié.
En política es tan importante el qué como la forma de llegar a ese qué Clic para tuitear
Parecía que el proyecto se perfilaba como a mí me gustaba, sereno, con disensos bien gestionados, sin luchas intestinas, con órganos de gestión bien engrasados. Con muchos debates sobre qué queremos ser y cómo lo queremos ser. Porque en política es tan importante el qué como el procedimiento que se utiliza para llegar a ese qué.
Estaba contenta. Defendía, con la pasión que me caracteriza, que este partido era la única opción viable fuera de los partidos tradicionales.
Incluso tras la primera “avalancha” de Podemos, con su energía contagiosa y su motivación inacabable, yo seguí defendiendo que el futuro debe pintarse con el feminismo y el verde por bandera.
Pero llegaron las elecciones. Primero las municipales. Luego las generales. Y la atmósfera cambió radicalmente.
Empezaron los desencuentros, resueltos a la antigua manera: «O Yo, o el caos”.
Hubo desencuentros resueltos a la antigua manera 'O yo, o el caos' Clic para tuitear
Empezaron a confrontarse diferentes visiones de hacia dónde debíamos avanzar. Llegó el momento de decidir sobre la Coalición con Podemos. Aquel fue un desgarro del que aún no nos hemos recuperado.
Yo aposté por coaligarnos, a pesar de las leoninas condiciones impuestas por el rodillo podemita, aún exultante en su asalto a los cielos. Aposté por ser el virus verde, por insertarnos en el ADN podemita e intentar los cambios desde allí, desde dentro, A pesar que, de facto, supuso una perfecta fagocitosis de nuestro pequeño partido en el huracán Podemos.

Aposté por los espacios compartidos, por las confluencias, aunque, de facto, supuso un desgaste para los territorios del que aún no nos hemos recuperado. Recuerdo haber dicho en alguna reunión posterior, ya con las elecciones municipales rodando un tiempo, si haber hecho esa apuesta por las confluencias merecería, al final de los cuatro años de gobierno, la “sangre” que nos habíamos dejado por el camino, tantos compañeros y compañeras que quedaron exhaustos y exhaustas en ese proceso y se marcharon para no volver.
Tras el devenir en el que llevamos un año sin ser capaces de resolver el atasco nacional, con dos procesos electorales realizados y un tercero en ciernes o el mantenimiento del actual gobierno del PP (se trata de elegir malo o peor), los problemas internos se multiplicaron.
Situaciones de claro enfrentamiento entre dos modelos de entender el ejercicio de la política, con pilares sustancialmente diferentes. Movimientos, discusiones que traspasan los límites razonables, una visible hostilidad entre los dos coportavoces, que se acompaña de un ejercicio asimétrico de la coportavocía a nivel estatal, pilar esencial de un nuevo modelo equitativo e igualitario, marca de nuestra opción.
Conflictos que deben pasar por la Comisión de Respeto y Transparencia, otros que debieran haber pasado y no lo hicieron, envuelven a este partido todavía mío, en una marea que, a cada momento, me desagrada más.
Y por fin surgen dos candidaturas enfrentadas de cara al congreso de noviembre. Casi con las mismas personas que, hasta ahora, han sido rostros visibles de Equo, provocando comentarios del tipo “rosistas contra juantxistas”, con descalificaciones para ambos espectros y pidiéndonos, en ocasiones, posicionamientos del tipo “o conmigo o contra mí” y apelando a la existencia de distintos raseros para medir las acciones de unos y otros….muy feo todo esto. No me gusta. Es más, me desagrada tanto, que lo dejo.
Porque éste no es el proyecto que yo deseo, un proyecto con la ética y la moralidad como pilar esencial de cualquiera de nuestros movimientos. Fuera de estrategias de poder, de lo que conviene de cara a los “medios” o de lo que conviene para ser más “populares”, con perdón.
Un proyecto con la ecología y el feminismo como rasgo definitorio llevados ambos, el feminismo también, hasta sus últimas consecuencias. Y no me sirve tener coportavocías si luego no se dota a ambos coportavoces de oportunidades similares para ejercerlas, sin lo que convenga más a los “medios” o para ser más “populares”, con perdón de nuevo.
No me sirve tener coportavocías sino se dota a ambos coportavoces de oportunidades Clic para tuitear
Un proyecto en el que las caras no sean ni siempre las mismas o si las cambiamos, el proyecto se hunde. De nuevo “O Yo, o el caos”.
Un proyecto fortalecido en los territorios, que mire mucho más hacia adentro para dotarse de una sólida base social, con mucho más trabajo de cara al interior, que esta bastante desangelado, y desde esa fuerza, hacernos presentes en las coaliciones o en las confluencias con la fuerza que nos merecemos y no teniendo que escuchar, como he escuchado yo misma, “ Para cuatro que sois, no pidáis tanto”.
Un proyecto fuerte no sólo en el ámbito ecológico, con sólidas premisas en el ámbito económico, social, cultural, para que dejemos de ser, de una vez por todas, “los de las abejas y los toros”
Un proyecto profundamente feminista, porque el futuro será feminista o no será, queridos compañeros y compañeras. Y el feminismo implica cesión de cuotas de poder y privilegios que los hombres tenéis sólo por el mero hecho de haber nacido hombres.
El feminismo implica cesión de privilegios que los hombres tenéis por el mero hecho de serlo Clic para tuitear
Y en política también.
El feminismo, en política, tanto la nueva y, no digamos, la vieja, es la gran asignatura pendiente, sin miedos a las críticas que desde las redes transversales nos puedan hacer, porque las redes transversales en los partidos políticos, en cualquier organización que se precie, sirven de urdimbre que empapará a todo el tejido generado.
Las redes transversales sirven de urdimbre que empapará a todo el partido (de feminismo) Clic para tuitear
Ahora mismo Equo no es un espacio claro, transparente, lleno de ese aire limpio que tanto defendemos. No lo es.
Puede que vuelva a serlo. Noviembre va a resultar, desde mi humilde, sencillo y nada trascendente punto de vista, un Rubicón que habrá de cruzarse.
Cómo se haga determinará qué partido quiere ser Equo. Uno más, de la vieja política, o un referente de la nueva.
En noviembre sería una pena que EQUO elija lo malo conocido en lugar de lo bueno por conocer Clic para tuitear
Sería una grandísima pena elegir lo malo conocido que lo bueno por conocer. Porque en Equo hay un potencial enorme y por descubrir en las mujeres y los hombres que aún siguen al pie de esta convulsa brecha. Y ellos y ellas se merecen un partido mejor.

Mujer desde hace 55 años por nacimiento y convencimiento; feminista por parte de bisabuelas, abuelas y madre; ecologista por sentido común, el menos común de los sentidos; docente desde hace 31 años en la escuela pública, habiendo trabajado en distintos niveles educativos, desde educación infantil hasta secundaria, donde llevo 11 años ocupada con menores en riesgo de exclusión social; madre de una hija y un hijo en la veintena, que mira con preocupación la incertidumbre en la que proyectan su futuro; actualmente sin pareja, pero firme defensora de que cada quién encuentre a su cuál, siempre que lo haga con respeto y de mutuo acuerdo…y si prefieres estar sola, adelante, eres una naranja completa, no tengas dudas; amiga, confidente, reincidente, activa, pasiva, divertida, aburrida, considero que nada es blanco total o negro absoluto y que, la mayoría de las veces, aunque nos disguste, navegamos entre distintas gamas de grises.Utópica-empática por insulto de un desconocido; «pesoptimista» irredenta, según un buen amigo; ilusa para la política, según un político de profesión, mi lema «La mejor agua está por llover».
Blog compartido de Catalina:
En este, como en otros casos,verdes y Libertarias publica el contenido que recibe y cumpla las normas de publicación. La cercanía de la Asamblea federal de EQUO hace que la mayor parte del material que estemos publicando tenga referencia la vida interna de esa formación. Nuestra línea editorial quiere ser abierta también a otras formaciones y visiones y haremos un esfuerzo por ello.
No te conozco personalmente Carolina, pero he de decirte que he sentido una pena profunda al leer tu artículo. Más aún en puertas de la III Asamblea Federal donde, como bien dices, decidiremos qué partido queremos. Yo lo tengo claro y por eso presento mi candidatura a la CEF junto con compañerxs con quienes comparto la misma visión del partido. Espero que no sea demasiado tarde para seguir luchando desde EQUO por un mundo mejor con #TernuraySubversión
Una parte de mi Carolina, te acompaña en tus sentimientos de tristeza por ver un partido que navega entre dos rumbos que aún no han llegado a encontrar la mar que los integre, por otra parte mi sentir se funde entre todas aquellas personas que estan intentando darle la fuerza y renovación que se merece, ese sentido y profundidad que en su dia comenzó sus andaduras Equo, pero que no más lejos de un tiempo esperanzador, creo encontrar los fundamentos para que sigamos apostando por un proyecto que nos de sentido a nuestras vidas, y que sin cada una de las personas que creemos que es posible aun el cambio, no sería posible un futuro-presente maduro y que aunque desgarrador para todas aquellas que se aferran a un puesto, a un trono o a una posición política, pero es una terapia muy enriquecedora el que aprendamos a desprendernos de todo aquello que nos ate a la materialidad y ambiciones egoistas y sepamos conducir nuestras vidas desde el servicio, la cooperación, la empatía y la integración por lo diferente aunque nos duela o nos cueste, sera entonces cuando vayamos por fin podamos transmitir el verdadero contenido de lo que significa la ecología política y el hacer en el correcto camino.
Perdón por cambiarte el nombre, jejejej, quise decir Catalina Sanchez.
Por más palabras que piense en poner, no irían en desacuerdo y tan solo ensuciaría lo lúcido y directo de tus líneas.
Eso sí, te pido que si algún día Equo vuelve a ser el partido que te ilusionó, no dudes en volver. Todas somos necesarias.
Gracias!!! Espero y deseo de corazón que Equo sea ese espacio que me sedujo hace cinco años….si lo es,allí estaré dispuesta a entregar lo mejor de mí, no sé funcionar de otro modo. Pero ahora mismo necesitaba salir y mirar desde fuera…mucha fuerza a todas y todos aquellos que estáis tratando de hacer de este partido algo diferente a lo ya existente.
Aquel cambio de ritmo del «vamos despacio porque vamos lejos» al nuevo «o llegamos ya, o morimos» dejó, está dejando y probablemente dejará fuera a mucha gente que no puede (o no quiere) seguirlo.
Lo más triste es que la gente no renueva la afiliación y nadie se molesta en preguntar por qué. Parece no importar.
Seguramente no importa porque ya hay quien afirma con gran entusiasmo que las decisiones tomadas han sido un éxito (por lo que quien se va, leo yo entre líneas, seguramente opinaba distinto, por tanto estaba en un error y poco importa que ya no esté).
Personalmente creo que hay que esperar a ver qué pasa para poder analizar con retroactividad y de manera global (no sólo los resultados electorales y el número de sillones) antes de asegurar si han triunfado, han sido un fracaso o son algo intermedio. Mientras tanto hay que cortar esta hemorragia de afiliación. Si se preguntase, seguramente respuestas como la tuya (o parecidas) habría muchas. La mía también va por esos derroteros y estoy segura de que no somos las únicas.
Un saludo y gracias por tu aporte 🙂